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El autor.















31 mayo, 2010

—Cacería de Pingüinos— Cuento. Cap. 14

—Bailando con la muerte—


Cap. 14


Antes de eso, temprano en la mañana, el tijera y el " cabezón" ingresan a la funeraria, escoltados por el "matón aliento de tabaco". El hombre de terno, les hace pasar al despecho principal, invitándoles, con un gesto, a sentarse en el sofá. Ël, y el "agazapado", permanecen de pié.

—Seguramente les extrañará que los haya hecho venir tan temprano –dice el de terno, mientras el "agazapado", a medio sentarse en el escritorio, guarda silencio y solamente se limita a observar.
—La razón es que nos gustaría aclarar algunos asuntos temprano, para así tener más tiempo para efectuar algunos "ajustes" –continúa el hombre, mientras los dos delincuentes cruzan miradas.
—Usted dirá –dice el "tijera", manteniendo su desfachatada tranquilidad.
—Ustedes dijeron, que cuando el "pingüino" entró a los "fliper", lo hizo acompañado de un muchacho, ¿verdad?.
—Sí, claro –responde el "tijera", intercambiando miradas con su cómplice.
—Mi problema es que el "piloto" dice que eran dos, los amigos que entraron con él –dice el hombre, mirando de reojo a los delincuentes, para ver su reacción.
—¿Dos? –pregunta el"tijera", con cara de sorprendido– Qué extraño. Yo solo vi a uno. Incluso me recuerdo bien, que tenía un bolso rojo con algo dentro, porque se notaba que era medio pesado...
—Tal vez el otro estaba dentro, o llegó después –continúa el hombre, encendiendo un cigarrillo.
—Tal vez –repite el delincuente.
—¿Y tú, qué crees, "Francisco"? –pregunta en forma intempestiva, al otro delincuente.
—¿Yo? –responde algo sorprendido de ser consultado sobre lo mismo.
—Sí, tú... ¿Estabas afuera, observando, ¿verdad?.
—Sí, pu'... Yo no sé si se encontraría con otro gallo adentro'. Yo solo vi que, después, el del bolso rojo salió primero, y después salió el "curao'".
—¿El hombre borracho que mencionaste ayer?
—"Seguro", pu'.
—¿Se fueron juntos el del bolso rojo y el borracho?...
—Ah, no. El "curao'" cruzó pal' frente, y se hizo como el que dormía en un banco de...
—¿Cómo lo sabes?...
—¿Qué cosa?...
—Que se hacía el dormido –pregunta suspicazmente el hombre, sentándose en uno de los sillones, mientras el "tijera" da una mirada fulminante al "cabezón".
—Ah, bueno, no sé pu'... supongo...
—¿Y qué te hace suponerlo?...
—Bueno, no sé... me pareció que estaba "cachando" con un ojo pa' los "fliper"...
—¿Ah, sí?
—"Seguro". ¿No ve que yo lo estaba "cachando" con los largavistas? –responde, muy seguro de sí mismo.
—¿Y porqué querría hacer eso?... –nueva mirada fulminante del "tijera".
—Ah, no tengo idea, pu –responde el "cabezón", produciendo un disimulado suspiro de alivio de su cómplice. «Aquí hay que hacerse el "gil"».
—¿Crees que él le haya cambiado el paquete al "pingüino"?
—¿Usté' cree? –responde el "cabezón", con su mejor cara de "gil".

El hombre no responde. Se limita a intercambiar miradas con el de barba y a sonreír. Para el "tijera" ese intercambio de miradas, aunque le intranquiliza, no le hace perder su compostura. Sabe que no tienen nada. Además es la palabra del "pingüino" contra la suya. Y él es el "mano derecha" del "agazapado".

—En realidad todo lo que han dicho no concuerda para nada con lo que se me dijo –dice tranquilamente el de terno, esbozando una mueca que quiere parecer sonrisa... Los dos delincuentes se miran preocupados, pero sin perder la calma...
—¿Ah, no? –pregunta el "tijera", con su mejor "cara de palo"– ¿Qué le dijo el "pingüino?...
—Se me dijo –responde con una calma desesperante para los delincuentes–, que nuestro amigo "Francisco", aquí presente, es el misterioso "amigo" del bolso rojo...
—¿¿¡Quée!?', Oiga, espere, yo... –interrumpe molesto el "cabezón".

El de terno se acerca al delincuente, y apaga su cigarrillo encendido sobre la mano de éste, sujetándolo fuertemente por la muñeca, ante el asombro del "tijera".

—A - mí - nadie - me - interrumpe - cuando - hablo –dice calmadamente., ante la cara de dolor del delincuente.

El "tijera " mira insistentemente al "agazapado", esperando su intervención. Pero éste permanece inmutable...

—Me imagino que ahora podré continuar con mi "exposición". –dice tranquilamente el hombre, mientras los delincuentes se conforman con enviarle una dura mirada.
—Decía, –continúa–, que se me dijo que el señor "cabezón" aquí presente, es el misterioso amigo del bolso rojo. También se me dijo que ambos, es decir, el señor "cabezón" y el señor "tijereta", entraron al baño de los "fliper" en compañía del "piloto". Y que mientras el señor "tijereta" entraba a conversar con el "pingüino", por unos cinco minutos, el señor "cabezón", que se había quedado supuestamente a vigilar la puerta del baño, cambiaba tranquilamente el paquete "legal", por otro ingeniosamente modificado...

En este punto, el "tijera" hace un intento de intervenir, cosa que es inmediatamente controlado con un gesto de mano, por el "agazapado", quien le invita a permanecer sentado con otro gesto.

—Luego –continúa explicando el de terno–, el amigo "cabezón" se deshace del bolso rojo, y entra a un urinario público donde se cambia de ropa. ¿voy bien? –pregunta irónicamente el hombre, ante la mirada de pavor del "cabezón" y la actitud desfachatada del "tijera", quién aún se cree dueño de la situación.

«Maldito "pingüino" 'avispao'. Sacó sus propias conclusiones y se le rajó el "hocico" con el viejo "gil"» «De hoy día no pasa, y va a tener que dormir en el cementerio, pero ¡bajo tierra!»

—¿Me permite?... –pregunta tranquilamente el "tijera".
—Adelante señor "tijereta" –dice con ironía el hombre– escucho su explicación...
—Si usté' va a querer creer a lo que le dice el "pingüino", en vez que a nosotros, es asunto suyo. Pero aquí el jefe, nos conoce bien. Y sabe que nosotros no le haríamos una mariconá' así.
—¿Quieres decir que el muchachito urdió todo esto, y se pasó a llevar a dos "avezados" "profesionales? Por favor... –dice el hombre, en tono de decepción.
—A lo mejor el plan lo hizo un gallo de la competencia –responde alterado, el delincuente–, y entrenó al "pingüino" pa' que nos metiera la "mula". Además ese "mojón", no es tan "gil" como usté' cree. Ha hecho trabajos profesionales pa' otra gente, incluso para nosotros...
—¿El "pingüino", un "profesional"?, Ja, ja, ja. Ese niñito lo único que tiene de "profesional", es su bocaza. Se cree agente secreto o algo así, ja, ja, ja Pero es inofensivo. Te lo puedo garantizar... Yo a los "profesionales" los reconozco de lejos. Y tú eres un "profesional"... Estamos determinando si lo eres para trabajar derecho, o para apuñalar por la espalda...

Los dos delincuentes intercambian miradas, en silencio. Hasta este punto, el "agazapado", ha disimulado bastante bien la sorpresa que significaron para él, las acusaciones del hombre de terno contra su gente.

—¿Y si el "curao" se arregló con el "pingüino" y ahora nos quieren cargar el muerto a nosotros? –se atreve a insinuar el "cabezón" presa del nerviosismo. El "tijera le hace un gesto disimulado, para que guarde silencio.
—¿El borracho? –pregunta tranquilamente el hombre–. No, eso es imposible...
—¿Y porqué va a ser imposible? –protesta el "tijera"–. Incluso pudo haberse arreglado con el gallo de las palomitas , o con el otro gallo de enfrente que también vendía palomitas. Acuérdese que usté' mismo dijo que era mucha coincidencia que hubieran dos gallos vendiendo palomitas al mismo tiempo ...
—Sí. eso dije –responde tranquilamente, el hombre–. Y me extraña que a un "profesional" como tú, no le hubiera llamado la atención.
—Bueno, no siempre uno anda "avispao'". Uno puede equivocarse... ¿o no?
—No lo discuto –dice el hombre, mirando significativamente al de barba– Sin embargo entonces me pregunto,: ¿Qué rayos tiene que ver en todo esto el "amigo" del bolso rojo, y que según me han informado, es nuestro amigo "cabezón" aquí presente?.
—¿Puedo contestar?... –pregunta con cierto temor el aludido, temeroso de recibir otro "apagón de cigarro" en su mano.
—Sería muy interesante escucharlo, señor "cabezón".
—Primero, el "pingüino" está tratando de salvarse diciendo que yo soy el del bolso rojo, cuando...
—Yo no he dicho que haya sido el "pingüino", quien me lo dijo –responde sonriendo, como disfrutando de la ocasión–. Es más, ni siquiera le he preguntado nada al respecto al "bocaza".
—¿Ah, no? –pregunta el "cabezón" casi atragantándose con su saliva.
—No.
—Entonces... ¿Quién...? –dice el "tijera", casi temiendo preguntar., mirando interrogativamente al "agazapado". Éste, igual de sorprendido, solo se limita a mirar con sorpresa al de terno.
—¿En verdad quieren saberlo? –dice el hombre, dirigiéndose hacia la puerta de la habitación con paso misterioso, y casi a punto de echarse a reír.
—Puedes entrar —dice, llamando a alguien que se encuentra fuera de la habitación.

El "tijera" y su compinche observan, con ojos desmesuradamente abiertos, hacia la puerta, previendo su destino en los acontecimientos que se desarrollan ante ellos. El "agazapado" hace lo propio, sumamente intrigado, ya que todo lo que está sucediendo no le fue anticipado por su socio de terno.

¡Simplemente no pueden creer lo que están viendo!. Al grado que sus mandíbulas inferiores no pueden mantenerse en su sitio, y caen cual puertas vencidas ante la atroz evidencia. Allí, delante de los apavorados delincuentes, se encuentra el "borracho", con el bolso rojo en una mano y mirándoles sonriente, con una botella de vino a medio tomar, en la otra.

—"Me estoy muriendo de tuberculosis" –dice sonriendo el "viejo"–. Vengan, vengan a "bailar con la muerte", ja, ja, ja...

El rostro desfigurado de los dos delincuentes, se congela de pánico. Casi a punto de ahogarse con su propia saliva, el "tijera" trata de gesticular algo...

—Él... él... no...
—¿No es digno de crédito, tratas de decir, "tijereta"? No te preocupes. Ya lleva diez años trabajando conmigo. Y a diferencia tuya, él no acostumbra a dar puñaladas por la espalda, y menos a su jefe. Nunca está demás tener un actor entre tu gente, ¿verdad que sí? Ja, ja, ja. Ah, me olvidaba decirles que además es polifacético. También sabe interpretar el papel de vendedor de palomitas de maíz, Ja, ja, ja... Jaa, ja, ja, ja, ja...

La risa burlona del hombre de terno resuena en la habitación, y parece venir del fondo de un extraño cuento de terror...





Fin del Capitulo 14


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