BIENVENIDOS A ESTA BUTACA DE LA VIDA

Este sitio está creado con la finalidad de ayudar a jóvenes y adolescentes a meditar en cómo llevan su vida, y también pretende servir de apoyo a profesores y educandos a analizar los valores actuales y dar una buena guía cristiana.



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El autor.















25 febrero, 2006

EL FLAUTISTA TRAICIONERO


UN MISTERIO CONOCIDO resulta ser el corazón humano.
Y no me refiero al corazón como órgano físico, sino a aquel que es figurado, el asiento de nuestras emociones y sentimientos.
“Misterio”, porque nunca sabemos cómo va a reaccionar ante las circunstancias a las que nos enfrentamos en la vida. Y “Conocido”, porque sabemos de antemano que seguramente no actuará como creemos que lo hará. De toda nuestra persona, la parte más inesperada para nosotros, es nuestro corazón figurado.
Pareciera que estamos compuestos de dos personas: La que creemos ser, y la que realmente somos, aquella que descubrimos cuando ya es demasiado tarde para enmendar lo que hicimos. Por algo se dice que es nuestro yo traicionero. Aquel que nos apuñala por la espalda cuando se la damos confiados.
Al menos cuando somos adultos, la razón, el buen juicio y la sabiduría que viene con la experiencia y con los años, nos dan cierta protección. Pero cuando se es adolescente... se “adolece” (de allí el origen de “adolescente”) de esos factores de protección. No se cuenta con ellos. Y es en esa etapa en la que debemos ejercer mayor cuidado. Por eso resultan temerarios y cuasi irresponsables los consejos de que debemos “dejarnos llevar por el corazón”. ¡Se cambia tan rápido de gustos y opinión a esa edad!. Hoy estamos absolutamente enamorados, y mañana sumidos en la más patética indiferencia para con el objeto de nuestros insomnios.
Esta reflexión no nació gratuitamente. Lamentablemente fue producto de situaciones penosas que afectaron a algunos adolescentes que conozco y estimo. ¿Qué los hizo cambiar tanto?, se pregunta uno. Casi la misma respuesta es válida para todos ellos: Su corazón traicionero. Sus metas, valores y sentidas esperanzas se vieron truncadas de la noche a la mañana, casi literalmente hablando. ¿Logran algún resultado los consejos y sugerencias sinceramente interesadas? Parece que no, para aquellos que no saben reconocer la sabiduría verdadera proveniente del “fabricante”, ni la experiencia encapsulada en esos consejos. Prefieren creer que ellos tienen la razón. Eligen tropezar una y otra vez “con la misma piedra”, y se dejan “empujar” por su desbocado corazón.
Pero en honor de los que sí prestan atención, debemos decir que no todos los adolescentes eligen seguir tras su corazón como si este fuera el Flautista de Hamelin. Los hay aquellos que aprovechan la experiencia ajena, y así se hacen sabios antes de tiempo. (El mayor problema es que a veces los adultos nos comportamos como adolescentes irresponsables).
En fin... Así es esta vida y este mundo. Seguirán habiendo seguidores del flautista, como los ha habido desde los orígenes de la humanidad. Y no hay nada que podamos hacer. Claro... hasta que el “Fabricante” ponga fin a tanta flauta, bombo y platillo...

08 febrero, 2006

DECLARACIÓN DEL AUTOR

Siempre he creído que los adolescentes, nuestros adolescentes, son dignos de la mayor compasión.
Les ha tocado vivir en una época llena de conflictos de todo tipo: Sociales, políticos, económicos, religiosos y, particularmente, morales.
En un tiempo en que nadie sabe a ciencia cierta qué recomendar a los jóvenes desorientados, donde los sociólogos, psicólogos, orientadores, religiosos etc. etc; nunca se ponen de acuerdo y viven cambiando sus conceptos de año en año, no es fácil dar recomendaciones sin caer en la crítica mordaz e irónica de los que se creen dueños de la verdad.
Un proverbio clásico que podríamos citar aquí es: “La sabiduría verdadera queda probada justa, por sus obras”. Es decir, quién finalmente nos enjuicia, nos aprueba o nos condena en cuanto a nuestros conceptos e ideas personales, son los resultados y los hechos consecuentes de toda esa palabrería sin fin de los que creen saberlo todo. Y... los hechos... han demostrado el fracaso rotundo de la “sabiduría” de los “recomendadores” “opinólogos” y todo aquel que ha enseñado sus propios puntos de vista en cuanto a cómo deben los jóvenes orientar su vida, y de cómo deben los padres educar a sus hijos. Lo cierto es que los jóvenes, en particular los adolescentes, están cada día más desorientados. Lo acepten ellos mismos o no. Su generación, es una generación sin futuro, sin destino y que se enfrenta a una oscuridad cada vez más grande y abismante.
No, no se asuste. No voy a caer en la tentación de expresar, también, mi propia opinión al respecto...(por favor...). Lo cierto es que ya hay, no una opinión, si no una sabiduría verdadera y probada por miles de años como correcta. Esa es la sabiduría del fabricante. ¿fabricante, pregunta usted? Sí... la del fabricante. Le explico:
Cuando alguien fabrica o inventa algo... cualquier cosa ¿Quién sabe más acerca de lo fabricado o inventado? Sí...acertó. El mismo que lo fabricó o lo inventó. Nadie mas que él sabe cómo funciona y qué uso hay que darle a su invento. Y si aplicamos este sencillo principio al problema que nos preocupa, llegaremos a la conclusión que quién más sabe de cómo orientar a los jóvenes, es su fabricante, es decir su Creador...
Si, si, si. Ya sé... Muchos no estarán de acuerdo con esta aseveración, pues se niegan a creer en la existencia de un Creador, o un Dios Todopoderoso. Pero aquí no vamos a entrar en esa eterna discusión, tan antigua como la porfía de los que no quieren rendir cuenta de sus actos a nadie, y que enarbolan banderas de “libertad” (¿O deberé decir “libertinaje”?), para hacer lo que les plazca sin tener que sentirse responsables de su propia conducta. Y que conste que con esto no estamos diciendo que todo aquel que no crea en la existencia de un Creador, sea esa clase de persona. Hay excepciones. Pero lastimosamente son eso... excepciones. Para concluir con esta idea, solo diré que en cuanto a la existencia de un Creador, basta con pensar en nuestro propio cerebro... nada más. ¿Puede pensar en algo más grandioso, extraordinario, maravilloso e infinitamente misterioso? Si no puede... estará dándome la razón, ya que su cerebro usted no lo compró en un supermercado. En fin...
El punto es que el “Fabricante” dejó un manual de instrucciones para el correcto uso del adolescente, y de los mayores también. Ese manual es... La Biblia.
Y... sus normas morales y valores han protegido y custodiado al ser humano y sus familias desde tiempos inmemoriales. Con la excepción de aquellos que han llevado su fanatismo religioso a extremos muy dañinos y absolutamente alejado de las recomendaciones del “Fabricante”.
Por otro lado, cuando comparamos los valores y principios morales del “Fabricante” con los valores de hoy en día, la diferencia se hace tan abismante, que es fácil mirar con escepticismo sus consejos, pues a simple vista parecen extremos y molestamente “antiguos, fuera de la realidad moderna”. Pero.... ¿Ha pensado en que, el que se fue alejando del “punto de equilibrio”, no fue el fabricante, si no aquellos que antepusieron sus propios criterios a los de Él? Si un usuario de un objeto fabricado, elabora su propio manual, según su criterio, ¿De quién es la responsabilidad si la cosa fabricada se descompone por desestimar las instrucciones del fabricante?. Esa es la causa de las terribles consecuencias que la humanidad ha cosechado al desestimar los valores del fabricante. Por otro lado, las personas que respetan estos valores, limpian su vida y logran una mediana cuota de felicidad en sus vidas. Sus jóvenes no sufren desorientación, al contrario, saben muy bien lo que hacen y lo que harán en el futuro. ¿Me sigue?.

Bueno, esta no pretende ser una clase teológica ni mucho menos. Solo una base para exponer mis cuentos los cuales, he tratado, estén basados en las “Instrucciones del Fabricante”, y que de alguna manera puedan orientar a nuestros vapuleados y maltratados adolescentes.

Nota: Acepto toda clase de crítica, siempre y cuando no sea malintencionada... ¿Vale?...